Las adicciones, en particular la dependencia al alcohol y la adicción a la cocaína, son realidades que con frecuencia forman parte de nuestra sociedad afectando a la vida de quienes las experimentan y a la de aquellos que les rodean.
Es cierto que hay personas con consumos de sustancias que pueden abandonar este hábito de forma natural y sin demasiadas consecuencias significativas.
Pero también es cierto que en algunos otros casos, el uso de ciertas sustancias escapa al control de la persona, transformándose en un problema que no solo afecta a su salud sino a sus distintas áreas vitales: familiar, laboral, relacional…
En concreto, la dependencia al alcohol es un fenómeno complejo que va más allá del hecho beber cantidades elevadas de este compuesto.
En lo fundamental, la adicción al alcohol supone una pérdida de control sobre esta sustancia debido a que el consumo comienza a cumplir determinadas funciones psicológicas en el contexto de la persona, como puede ser la de ayudarle a regularse a nivel emocional.
Cuando esta estrategia de regulación emocional mediante el consumo de alcohol se termina instalando en el repertorio conductual de la persona, el riesgo de que el consumo se convierta en una forma de adicción es muy elevada.
En estos casos, el consumo de alcohol comienza a darse de manera frecuente y casi constante en la vida de la persona, afectando su funcionalidad, salud y relaciones interpersonales.
Las señales de que se puede estar ante una dependencia al alcohol pueden incluir la incapacidad para posponer el consumo o detenerlo una vez ha comenzado, la priorización del alcohol sobre otras responsabilidades o actividades de la vida, el aumento de la tolerancia a la sustancia y la experimentación de síntomas de abstinencia cuando no se consume.
Por su parte, la adicción a la cocaína es un ejemplo más de los problemas adictivos. La cocaína, un estimulante del Sistema Nervioso Central, puede generar dependencia y la pérdida de control sobre su consumo puede conllevar un impacto importante sobre la salud de la persona.
Aquellas personas que están atravesando una adicción a la cocaína suelen experimentar un deseo intenso de consumir la sustancia (craving) que se siente como imposible de manejar, lo que deriva en el consumo.
Algunas de las consecuencias relacionadas con el abuso de cocaína pasan por problemáticas cardiovasculares, ansiedad, a veces paranoia o trastornos psicológicos graves.
Abordar la dependencia al alcohol y la adicción a la cocaína requiere de un enfoque integral y especializado
En Enaltea, comprendemos la complejidad de estos problemas adictivos y estamos comprometidos a brindar el apoyo necesario y la intervención especializada. Nuestro equipo de profesionales cuenta con formación actualizada y experiencia en el tratamiento de adicciones. Además, utiliza un enfoque respetuoso y compasivo para ayudar a las personas a superar estos desafíos.
La identificación de los factores que llevan a una persona a iniciar y mantener estos consumos problemáticos es un paso fundamental en el proceso de tratamiento y de recuperación. Al abordar estos factores, podemos trabajar hacia soluciones efectivas y sostenibles.
En Centro Enaltea, reconocemos que la dependencia al alcohol y la adicción a la cocaína son auténticos desafíos que requieren enfoques personalizados.
En conclusión, los problemas adictivos, como la dependencia al alcohol y la adicción a la cocaína, son desafíos significativos con gran impacto en la vida de la persona y sus entornos.
En Enaltea, estamos comprometidos a ofrecer un enfoque integral y especializado para abordar estos problemas, ayudando a las personas en su proceso de recuperación, poniendo a su alcance las herramientas y estrategias más actuales. Ofrecemos por ello tratamiento y terapia para adicciones en Madrid, en nuestro centro, o bien en formato on-line si las condiciones del caso lo permiten.